La actividad física es un pilar fundamental en el tratamiento de la fibromialgia.
Se considera el primer escalón terapéutico, mejora la funcionalidad, disminuye el dolor y la fatiga, mejora el sueño y aumenta el bienestar global.
La actividad debe adaptarse a cada persona y a cada momento. Se ha de explorar el nivel y la capacidad para el ejercicio antes de iniciar cualquier actividad física. Y se han de explorar las barreras que dificultan o impiden hacer el ejercicio (miedo al movimiento, desconfianza, desinformación, experiencias negativas previas…). Se debe elegir una actividad que resulte divertida y fácil de seguir, para conseguir mantenerla a largo plazo.
El ejercicio debe incluir:
- diversas formas de ejercicio aeróbico (caminar, trotar, nadar, bailar, pedalear…)
- ejercicios de flexibilidad
- ejercicios de fortalecimiento muscular
El ejercicio aeróbico de bajo impacto es el más eficaz (caminar deprisa, ciclismo, nadar o aeróbicos en el agua, especialmente en agua caliente).
El ejercicio óptimo requiere un mínimo de 30 minutos aeróbico 3 veces por semana (3 bloques de al menos 10 minutos). No obstante, se aconseja iniciar despacio, de forma progresiva y con continuidad.
Para más información, tiene a su disposición esta Hoja de paciente experto en fibromialgia y ejercicio
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