Mes: junio 2018

¿Quieres salud? Emociónate en positivo, ilusiónate y diseña tu proyecto de vida

Desde hace ya varios años, nos dedicamos a hacer recomendaciones sobre aspectos psicosociales que sabemos que mejoran la calidad de vida de las personas que sufren fibromialgia o cualquier otra patología que cursa con dolor crónico. Pero no solo eso, sino que además, son recomendaciones válidas para cualquier persona, tenga la enfermedad que tenga o esté completamente sana. La base científica que respalda estas recomendaciones cada vez es mayor.

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que desarrollamos las personas ante situaciones que nos ocurren. Se trata de una experiencia multidimensional que generalmente tiene una función importante en el ser humano (adaptativa, motivacional, social …). No obstante, cuando una emoción es muy intensa y perdura en el tiempo o no es proporcional al estímulo que la provoca, puede convertirse en patológica y provocar trastornos de salud. Especialmente ocurre esto si se trata de emociones negativas.

Las emociones negativas (ira, miedo, ansiedad, tristeza, asco…) en las personas con síndrome de fibromialgia empeoran el dolor, la fatiga, el insomnio y producen peor calidad de vida. Ello produce más emociones negativas que aún empeoran más los síntomas. Es un círculo vicioso.

Las emociones positivas (alegría, esperanza, serenidad, amor…) en cambio, posibilitan la creación de recursos, pensamiento y acciones, producen una mente más abierta, aumentan la capacidad de aprendizaje, hacen que nos volvamos más constructivos y que nos transformemos. Las emociones positivas nos permiten crecer y crear y esto produce más emociones positivas. Otro círculo vicioso. Pero mejor.

 

Fredrickson B. The role of positive emotion in positive psychology: The broaden and build theory of positive emotion. American Psychologist, 2001:56,218- 226

 

Pero esto no es todo. El bienestar emocional no solo mejora por sí mismo la salud sino que además nos ayuda a adoptar hábitos de vida más saludables. Conectar con nosotros mismos, con los demás, con el entorno, nos permite ser conscientes de nuestras emociones. Y si somos conscientes de ellas podemos identificarlas mejor, detectarlas y trabajarlas. Potenciar las emociones positivas mejora nuestra salud.

Recientemente, se ha informado sobre resultados preliminares muy prometedores de un estudio que relaciona la salud con las ilusiones y con el diseño de un proyecto de vida: tener ilusiones mejora la salud. Parece que tener un propósito vital, marcarse objetivos, buscar una razón de ser y esforzarse con satisfacción en conseguirlos, mejoran la capacidad cognitiva para afrontar las adversidades (retos, enfermedades, estrés…) y proporcionan más salud. Es necesario completar el estudio para extraer conclusiones fiables, no obstante, los resultados obtenidos hasta la fecha son esperanzadores y muy en la línea de lo que ya venimos defendiendo tiempo atrás: emocionarse en positivo, marcarse metas que nos ilusionen y trabajarse un plan de acción (proyecto de vida) a corto-medio-largo plazo (dependiendo del momento vital en que nos encontremos) que suponga una mejora en nuestro bienestar, va a mejorar nuestra salud.

En conclusión: ¡estas son las tres recomendaciones del día!

La medicina narrativa: trabajar con las biografías

Podría parecer que existe un tratamiento estandarizado para todas las enfermas de fibromialgia, o que a todos los pacientes diabéticos se les ofrece el mismo fármaco, o que ante un resfriado, las medidas terapéuticas recomendadas son las mismas para todos. Obviamente, existen una serie de factores y variables comunes que nos permiten a los profesionales sanitarios hacer diagnósticos y prescribir tratamientos, pero esto no se traduce en unas reglas estancas que no se pueden modificar. De hecho, se pueden y se deben modificar.
Las personas somos, inevitablemente, seres multidimensionales: la biología, los factores sociales, culturales, económicos, los psicológicos, la espiritualidad, todos ellos, forman parte de nosotros. Y en la consulta médica es imprescindible obtener información de todas estas dimensiones para llevar a cabo un buen abordaje del problema que se presente. En cualquier caso.
Es por ello que la medicina narrativa juega un papel esencial en el desempeño de la labor médica. Como afirma Rita Charon, directora del Máster de Medicina Narrativa en la Universidad de Columbia (Nueva York), la medicina narrativa es la capacidad de saber qué hacer con las historias que el paciente cuenta. El médico debe trabajar las biografías, cada una de las historias de vida de cada una de las personas que atiende.

Imagen tomada del documental Consulta 32

La medicina narrativa no sustituye en ningún caso a la medicina basada en la evidencia o la medicina objetiva, como bien defiende José Lázaro, profesor de humanidades médicas en la UAM, sino que se trata de dos dimensiones de la medicina que se complementan. Sin la narrativa no se permite espacio a la subjetividad, a la expresión de las emociones, al conocimiento del complejo entramado de relaciones interpersonales o a la expresión de las expectativas personales de cada paciente.
Para llevar a cabo una medicina basada en la narración es necesaria una formación y entrenamiento específicos en herramientas de comunicación, entrevista clínica, empatía, habilidades textuales, creativas, afectivas y otras. Todas ellas, estrategias y métodos que favorecen una comunicación eficaz entre paciente y médico y un clima adecuado de respeto en el que la persona se sienta escuchada y no juzgada. No es suficiente con practicar una medicina científica basada en el mayor rigor científico, si no existe esa faceta humanizada que personaliza, individualiza y contextualiza cada acto médico. De nada sirve conocer los signos y síntomas, si no se conoce la biografía que los acompaña.
Es fundamental que la medicina se dirija hacia una labor que pretenda estar cada vez más cerca de las personas y deje de alejarse de ellas, interponiendo pantallas de ordenador, mesas, pruebas diagnósticas o por qué no decirlo, nuestras propias barreras como profesionales o como pacientes, invisibles pero no imperceptibles, de miedo, indiferencia,  inexperiencia o torpeza, que en muchas ocasiones son los mayores obstáculos para un encuentro personalizado eficaz.
En nuestro Grupo Funcional de Abordaje a pacientes con fibromialgia llevamos años formándonos en habilidades narrativas y poniendo en práctica esta dimensión de la medicina con excelentes resultados. Puedes consultar esta información en las siguientes entradas de nuestro blog: