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El maletín del médico de familia

“Nada hay más fundamental y elemental en el quehacer del médico que su relación inmediata con el enfermo; nada en ese quehacer parece ser más permanente.”
(Pedro Laín Entralgo)

La Atención Primaria se mueve, vibra, palpita, se agita. En medio de este bullicio compartimos hace unas semanas nuestras reflexiones sobre Qué no es Atención Primaria. Una forma más de reivindicar la dignidad de nuestra profesión.

Se están consiguiendo cosas (como en Cataluña), pero no es suficiente. La agitación continúa. Se empiezan a ver determinaciones de envergadura, como la dimisión en bloque de coordinadores de centros de salud en Galicia (aquí, aquí), como la generación de debates específicos sobre este tema en congresos (La atención primaria que queremos, ayer en el XXIX Congreso de la SoVamFiC) y los parones y concentraciones en diferentes zonas de España (aquí, aquí, aquí).

Muchas y muy interesantes son las reflexiones que giran en torno a la Sanidad estos días. Imprescindible conocer la sanidad happy flower de la mano de Juan Simó y su Huelga necesaria: la cenicienta dice basta. También entender el significado de «Es mi médico» para referirnos a la longitudinalidad y seguridad del paciente tratado por su médico de familia con Jesús Palacio en Es mi médico: una relación estable, una relación segura. O incluso tener la oportunidad de meditar sobre si es adecuado tener un sistema sanitario cuando este no funciona (Cuando la sanidad no funciona, ¿mejor no tener?).

La Atención Primaria se mueve porque quiere cambios. Porque para que el médico de familia sea quien quiere ser y quien debe ser no puede tener las circunstancias que tiene. El equipaje que lleva cada día es pesado. Su maleta está cargada de herramientas para sus diferentes tareas y cada vez tiene más, más sofisticadas y más complejas. Las competencias que se le exigen al médico de familia se incrementan a un ritmo vertiginoso, el mismo al que evolucionan las tecnologías y los sistemas de la información, las realidades y las expectativas sociales:

Competencia clínica. El médico de familia precisa de conocimientos y habilidades científico-sanitarias para prestar la debida atención sanitaria en base a una actualizada evidencia científica.

Competencia técnica. Necesaria para que el profesional sea capaz de manejar diferentes recursos y dispositivos de diagnóstico y tratamiento que se utilizan en el día a día.

Competencia digital. Necesaria para hacer uso del ordenador, los programas informáticos que manejan la historia clínica, las múltiples hojas de registro existentes y las redes sociales.

Competencia de gestión. El médico de familia necesita capacidades en gestión para administrar los recursos de los que dispone (humanos, materiales y no materiales) y las diferentes tareas que se le asignan.

Competencia social. Son necesarias habilidades para crear y mantener buenas relaciones interpersonales con los pacientes y familiares y con el resto de profesionales con los que trabaja el médico de familia.

Competencia cultural. El médico de familia precisa de habilidades para conocer, comprender, apreciar y valorar el entorno cultural que impregna la vida de sus pacientes.

Competencia comunicativa y lingüística. El médico de familia ha de ser capaz de comprender las narrativas de los pacientes y su significado (competencia narrativa) y requiere de habilidades para poder expresarse oralmente, por escrito y con lenguaje no verbal de forma que los pacientes le entiendan.

Competencia emocional. Necesaria para comprender, expresar y regular los diversos fenómenos emocionales que se presentan en un acto médico (tanto del médico como del paciente).

Competencia investigadora y docente. Las habilidades para innovar, descubrir y explorar nuevas formas de hacer medicina forman parte del profesional que tiene aspiraciones de mejora. El afán de superación y progreso incita al médico a descubrir y compartir estrategias que funcionan, así como a enseñar y transmitir a los demás sus conocimientos.

Las competencias son múltiples. Y todas ellas son necesarias. El problema: hay un desequilibrio en el peso que le damos a cada una de ellas. La balanza lleva años inclinada hacia las competencias técnicas, clínica y digital. El sistema sanitario y la concepción de la medicina actual obvia que la formación de un médico debe contemplar las competencias culturales, de comunicación, sociales, emocionales … ¿Por qué es más importante que un médico de familia se sepa de memoria la posología de un fármaco a que tenga la capacidad de comunicarse con respecto y empatía con la persona que tiene delante? La posología la puede consultar en diversas fuentes. El respeto y la empatía precisan tiempo y entrenamiento. ¿Acaso importa que un médico de familia maneje espléndidamente un ecógrafo, disponga de él en su consulta y lo ofrezca y utilice con sus pacientes cuando lo crea conveniente, si es incapaz de preguntarles y explorar sus emociones, identificarlas, procesarlas y manejarlas?

La obra «The Doctor» (Luke Fildes, 1891) es fantástica para pensar en ello. ¿Qué llevaría en su maletín el profesional en este encuentro médico de finales del siglo XIX? ¿Un fonen?

The Doctor. Luke Fildes, 1891.

Un fonen, quizá un martillo de reflejos. Si pensamos en herramientas materiales… Sin embargo el maletín de este médico estaba cargado de otras muchas cosas más: conocimientos científico-sanitarios, competencias comunicativas y de entrevista clínica, orientación social, cultural, comunitaria y familiar, decisiones reflexivas, habilidades de gestión de las emociones del paciente, de los familiares y de él mismo. Poco podía hacer este médico si su balanza se inclinaba hacia la competencia científico-sanitaria y hacia sus recursos técnicos y materiales. En cambio, a pesar de disponer de muy pocos recursos de este tipo, utilizaba el resto de sus competencias, porque además las conocía y se había formado en ellas.

Claro, antes el médico disponía de tiempo (o lo creaba porque era lo que necesitaba) para sentarse a la cabecera del paciente y buscaba conocer toda la información posible, que tomaba de las conversaciones con paciente y familiares, con la observación del entorno socio-cultural y de la vivienda del paciente, con la información de sus condiciones económicas y con una entrevista médico-paciente eficaz.

En las consultas express de hoy en día (7-8min por paciente) es fácil pensar que acertaré un diagnóstico más rápidamente si tengo un ecógrafo en consulta que si tengo una conversación de 15-20 minutos con el paciente sobre sus molestas abdominales de dos meses de evolución. Porque además ya llevaré el retraso de tres consultas. Es sencillo creer que será más efectivo y eficiente prescribir un antidepresivo a una persona con síntomas ansioso-depresivos que adentrarse en el mundo emocional del paciente y buscar posibles causas o situaciones susceptibles de abordaje social o psicológico. Es más fácil darle a un paciente su pastilla del colesterol que lleva toda la vida tomando aunque no tiene indicación, que discutir con él los riesgos y beneficios, explicarle la evidencia científica en un lenguaje asequible, luchar contra la presión mediática y asumir la carga emocional y psicológica. Que eso es muy duro.

El equipaje del médico de familia es amplio y se amplía cada vez más. Y ahí estará el médico de familia atento y receptivo para recursos innovadores que faciliten y mejoren la actuación sanitaria. Pero no olvidemos todos los recursos y habilidades propios de la medicina familiar y comunitaria, necesarios, imprescindibles y de igual o mayor peso que los demás. Reivindiquemos nuestra dignidad buscando la mejor calidad en la asistencia de nuestros pacientes, que no siempre pasa por adquirir los conocimientos y recursos más novedosos y menos, en detrimento de las habilidades particulares de la atención primaria y comunitaria.

No olvidemos que los médicos de familia somos médicos especialistas en personas. No perdamos la esencia de nuestra profesión. Que a nuestro maletín nunca le falten recursos para tratar a los pacientes como lo que son, ante todo personas.

El maletín del médico de familia

Consulta 32 en el SIAP Zaragoza

La semana pasada tuvimos la suerte de participar del  SIAP nº38 en Zaragoza. El SIAP es un Seminario de Innovación en Atención Primaria, promovido por el Equipo Cesca, que ha dedicado (con ayuda de la Red Española de Atención Primaria) su 38º edición a abordar temáticas tan interesantes como la dignidad de la atención clínica y en el conocimiento por los profesionales de pacientes, familiares y comunidades. En este contexto, tuvimos el honor de contar con un espacio para proyectar nuestro largometraje Consulta 32 y debatir largo y tendido con los asistentes sobre la fibromialgia, su impacto sobre la calidad de vida de las personas que la sufren y la mejor forma de abordar clínicamente esta enfermedad.

Debate en SIAP Zaragoza tras la proyección del largometraje Consulta 32

 

Ponencia «Abordaje de la fibromialgia desde las emociones» en SIAP Zaragoza

En el momento de la ponencia, el foro contaba con casi 100 asistentes presenciales, entre los cuales había médicos, residentes, estudiantes de medicina y farmacia, enfermeras, farmacéuticos, trabajadoras sociales, nutricionista y pacientes. Se habló sobre la importancia del abordaje de las emociones en fibromialgia, sobre los diferentes constructos psicológicos que se ven afectados en esta enfermedad, sobre cómo a través de la medicina narrativa se hace evidente el sufrimiento de las pacientes y es posible trabajarlo y en especial, sobre la necesidad de ofrecer esperanza de mejora, porque la hay. Hubo un fructífero debate con comentarios muy interesantes y actividad en redes sociales que podéis ver aquí, aquí, aquí.

Hemos disfrutado mucho de este seminario. Libre de humos de la industria farmacéutica y con el único interés de crear espacios en los que formarse, informarse, nutrirse y relacionarse con otros compañeros y compañeras con el objetivo de hacer una atención sanitaria mejor, en todos sus aspectos.

Agradecemos a la organización de SIAP Zaragoza y a todos los asistentes su entrega por hacer de este seminario un encuentro único.

Conferencia de la Dra. Rita Charon en el 2018 NEH Jefferson Lecture. «To See the Suffering: The Humanities Have What Medicine Needs»

El pasado 15 de octubre de 2018 la Dra. Rita Charon, médica y profesora de humanidades médicas en la Universidad de Columbia (Nueva York) y fundadora del Máster en Medicina Narrativa, participó en la 2018 edición de la National Endowment for the Humanities (NEH) Jefferson Lecture en el teatro Warner en Washington DC.

 

Imagen tomada de la página de Facebook Program in Narrative Medicine at Columbia University

 

La NEH es una agencia federal de EEUU, independiente, dedicada a apoyar la investigación, la educación, la preservación y los programas públicos de humanidades. Rita Charon regaló a todos los asistentes una fantástica conferencia en torno a la medicina narrativa, una medicina que procura mejorar el cuidado del paciente situando la narración (storytelling) en el corazón de la práctica médica.

A lo largo de su conferencia y a través de la narración de historias y la contemplación de diversas imágenes, Rita Charon pone en valor las humanidades dentro del contexto médico y las defiende como el único modo de conocer el sufrimiento del paciente: «To see the suffering: the humanities have what medicine needs».

Charon afirma que la perspectiva de las humanidades es indispensable para una medicina ética y justa «… the perspectives of the humanities are indispensable for ethical and equitable health care.» y que el papel de las narraciones (storytelling) es crucial en el significado del acto médico. Tal importancia otorga a las historias de los pacientes, que no solo remarca como relevante la narración en sí misma, sino que afirma que el modo en que escuchamos una historia y la presenciamos llega a determinar lo que se cuenta: «a story is completed only by it being witnessed, and how we listen determines what is told».

Imagen tomada de la página web de la National Endowment for the Humanities 

 

En su conferencia, no se olvida del lado oscuro de las ciencias: «… these dark sides of science about social justice and equity become part of our work together in both the medical humanities and in medicine itself.» Habla de las diferencias en salud basadas en la raza y género, los conflictos de intereses, el control de administraciones y empresas sobre la ciencia misma, entre otras. Pero afirma que la unidad entre nuestro conocimiento, la riqueza cultural, el esfuerzo conjunto y el compromiso, es capaz de superar las dificultades existentes y que siempre encontraremos en las humanidades el puente para cruzar los abismos que nos podamos encontrar.

Resulta siempre un placer escuchar a Rita Charon y emocionarse con su pasión por trabajar por una medicina más ética, más justa y más humana.

Para disfrutar de la conferencia completa se puede acceder a la página web de la NEH o consultar la transcripción completa aquí